miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Pero que mierda de país es este?

Estábamos todos expectantes a que llegase el día 28 de noviembre, para conocer el pronunciamiento de la CE, por un lado sobre los planes de re-estructuración presentados por el gobierno español de los bancos actualmente intervenidos (Bankia, Novagalicia Banco, CatalunyaBanc y  Banco de Valencia), y por otro, sobre las medidas de ajuste a las que deberían someterse para acceder a las ayudas económicas para afrontar dichos planes.

Dicho pronunciamiento, al final ha llegado de mano de las declaraciones del Sr. Joaquín Almunia, que recordemos, ostenta el cargo de vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario de la Competencia. No voy a decir nada de este personaje, más que nada, porque creo que ya se ha dicho todo sobre el papel de este señor al frente de su cargo. Si los foros de internet alumbraron a los “troll”, esos participantes cuyo único objetivo con sus mensajes, es meter follón, ser inoportunos, crear mal ambiente  y desestabilizar la dinámica comunicativa de dichos foros, el Sr. Almunia, debe ser el “troll” mejor pagado, a tenor del contenido de sus declaraciones pasadas refiriéndose al sistema financiero español.

Centrándonos en el contenido de su declaración, en la cual, no considero que haya nada realmente nuevo o inesperado de lo que ya se ha estado hablando en toda la prensa de las últimas semanas:

  • Inyección de 37.000 millones en total. Para Bankia 18.000 millones, 9.000 para CatalunyaBanc, 5.500 para NovaGalicia Banco, 4.500 millones para Banco de Valencia y otros 2.500 millones adicionales destinados al "banco malo".
  • Reducción del 60% de media del volumen de sus activos y del 50% de su red de oficinas.
  • Dedicación exclusiva al negocio minorista, es decir, particulares y pymes. Debiéndose deshacer de sus participaciones industriales, y sobre todo, olvidarse del negocio inmobiliario.
  • Limitarse a su ámbito geográfico natural y de origen.
  • Los titulares de Participaciones Preferentes y Deuda Subordinada deberán asumir una quita del capital inicial invertido en ellas.
  • Limitación de salarios para los consejeros y directivos de las entidades intervenidas a 50.000€ y 300.000€ anuales respectivamente y sin retribución variable. Y para las no intervenidas pero que reciban ayudas públicas, este límite se sitúa en 100.000€ y 500.000€, pero con posibilidad de retribución variable.

A mi entender, lo crítico, lo exasperante, lo deleznable y casi punible (si no lo es, debería serlo), es lo que no ha dicho o ha querido omitir, incluso al ser preguntado directamente. Al loro, que esto es serio señores: para el Sr. Almunia, léase por tanto también, Bruselas en pleno, la responsabilidad del despido de 8.000 empleados en Bankia y NCG (y si me permiten, por extensión, de la situación desastrosa de las 4 entidades intervenidas), no es ni del Gobierno ni de Bruselas, sino de los que gestionaron mal estas entidades y que nos saldría una lista relativamente larga.

Vamos por partes: la respuesta es una clara bofetada en toda la cara al intento del Sr. de Guindos, el día anterior de responsabilizar a Bruselas de la merma de empleo. Pero dejemos este punto, y que ellos se peleen en las esquinas que mejor prefieran.

¿Pero a que están jugando estos dos personajes con todos nosotros?, ¿cómo que la culpa es de Bruselas, o de los gestores y aquí paz y después gloría?, ¿es que acaso esas 4 entidades no han sido el brazo económico de todas las malversaciones y corruptelas de los partidos políticos, ayuntamientos y gobiernos autonómicos de turno?, ¿acaso la dirección y consejo de administración de esas entidades, no han sido el retiro dorado, ofrecido a tantos y tantos inútiles, incompetentes y cuasi delincuentes, a quienes había que devolver “favores” políticos pendientes?, ¿quién designaba a esos consejeros y gestores, que según el Sr. Almunia són los responsables?, ¿quiénes han permitido que sus directivos, se asignasen unos sueldos de escándalo y unas indemnizaciones tan estratosféricas antes,  como indignantes ahora?, ¿quiénes son los que han impedido, vetado o aplazado, comisiones de investigación de forma totalmente interesada y a dedo,  para evitar problemas?, ¿acaso el Sr. Rato en Bankia o el Sr. Adolf Todó en Catalunyacaixa, como tantos otros, hicieron un psicotécnico para entrar? “Amosnomejoas” que diría el estanquero de mi pueblo.

Sr.Almunia,  Sr.Bruselas, Sr. De Guindos, Sr. Rajoy, Sr. Banco de España, Sr. CNMV y todos los “artistas” de este patético circo de los horrores. Los responsables son conocidos, tienen nombre y apellidos, se sabe dónde viven, quién les puso en sus cargos y cuánto se llevaron en comisiones, indemnizaciones, sueldos insultantes y otras prevendas que mejor no citar. Y si no, que empiecen buscando por presidentes de gobierno, autonómicos, alcaldes, directores de organismos oficiales, directivos de dudoso empaque y manga camisera, formados en las mejores escuelas de negocio españolas y americanas, ex ministros, etc. Que la lista no es “relativamente larga”, sino ¡¡¡“concretamente enorme”!!!.

Así que no me vengan con chorradas. En este jaleo, el que no quiere hacer nada, es porque es de la misma calaña que los responsables de este sarao vergonzante y porque tiene la intención, de recibir el mismo trato de favor al final de sus días.

Me reitero en mi opinión del principio. Este país es una mierda y no porque sea un país de tontos. Nada de eso, sino porque es un país dirigido por una banda de listos, de chorizos y de mediocres, vagos y trepas,  que se han montado y decorado su cueva de Alí Babá particular, sin el mínimo decoro en la ostentación, y además nos sonríen en la foto.

Lo que ya no tiene remedio, son las desastrosas consecuencias para los clientes de esas entidades, para los empleados que se irán a la calle, para los bolsillos de todos los españoles y, en general, para todos nosotros que tendremos que seguir, bajo los designios de toda esa manada de mequetrefes.




lunes, 26 de noviembre de 2012

Dime con quien trabajas...

Algo me dice que estrenar un blog con un texto así, puede resultar un tanto extraño. Pero en este inicio de aventura del que no se a donde me llevará, ni hasta donde seré capaz de llevarlo, es lo que me pide la cabeza.

No soy un habitual lector de blogs. De hecho, salvo los tres que leo habitualmente de forma voluntaria, al resto llego por “efecto colateral”, es decir, cuando el buscador me los presenta por estar interesado en algún tema puntual. Reconozco que un blog me seduce más como autor que como lector (vaya piedra acabo de tirarme a mí mismo ¿verdad?).

Trabajo en una profesión, que no recuerdo a nadie nombrar de pequeño, cuando le preguntaban lo que quería ser de mayor. Ni que nadie me hablase de ella, en las charlas de orientación profesional que me dieron cuando cursaba C.O.U. Vamos, que no soy médico, ni torero, ni artista, ni piloto de aviones ni esas cosas.

Además, teniendo en cuenta como tenemos el patio de líderes, próceres y demás referentes para nuestros jóvenes, por si acaso, aclaro que tampoco soy Belén Esteban, ni exconcursante cachas de Gran Hermano, ni político, ni director general de un banco o caja de ahorros nacionalizada. Ya se sabe, cada uno elige con quién o qué sueña ser de mayor y porqué. Perdón, quise decir, para qué.

Tampoco, se la suele encontrar en las tiendas de disfraces, ni en el extensísimo catálogo de profesiones y quehaceres de los clicks de Famobil, ya me entendéis. Tan sólo, y muy a menudo por cierto últimamente, pancarta en mano con otros 10, 100 o 200.000 “amigos”, se la puede encontrar representada, con más fervor reivindicativo que por merecido homenaje.

Llegué a ella por casualidad. Sin haberlo reflexionado mucho, o lo justo para los 18 años recién cumplidos que tenía. Mis padres, contentos por la oportunidad que se me presentaba. Yo, un poco angustiado lógicamente por tener que compatibilizarlo con mi recién iniciada carrera universitaria, pero ilusionado porque iba a cobrar un sueldo más que razonable y por la expectativa de saber de que iba eso de trabajar en un sitio así.

Recuerdo que era una profesión envidiada. Ofrecía seguridad, buen sueldo y buenas perspectivas profesionales para quien apostase por la implicación y la dedicación. Cuántas veces hemos oído esa frase de: “Cuando todos estemos muertos, estos empezaran a sentir un poco de hambre”. Pues eso.

He aprendido muchísimas cosas en estos más de 25 años que llevo trabajando en el mismo sitio. Tanto “técnicas” –eso que llaman aptitudes-, como “personales” –ya sabéis, lo de las capacidades relacionales y habilidades competenciales-, pero ahora, echando la vista atrás, considero que mi principal ganancia, ha sido el saber observar y conocer a las personas.

Pero a estas alturas, y supongo que es aquí donde diréis eso de: “¿Pero que dice este hombre, tal y como están las cosas?”, quiero que me echen a la calle. Sí, eso mismo. Que pongan en marcha un ERE o ERO de esos. Que me paguen lo que me corresponda por esos 25 años –que bien me lo he ganado-, y dejar de trabajar para ellos. ¡Leches¡ qué no hay quien los aguante.

Me han hecho formar parte de un club de sinvergüenzas, donde la única moral y valores que imperan son el beneficio económico y personal del directivo de turno. Donde la orientación a la obtención de resultados justifica, bajo presión y autentica amenaza, cualquier camino y método. Donde la calidad de servicio es una farsa absoluta, y donde el cliente no es más que la oca de turno, en cuyo pico hay que endiñar el embudo para cebarlo, a base de cualquier engaño, con productos que son una auténtica basura.

Dónde además, la mayoría de mandos intermedios se han convertido en verdaderos e impresentables coladeros de las órdenes que reciben, sin aportar ni el menor valor añadido, ni adaptación del mensaje para el receptor, que le haga a uno intuir el mérito del cargo o función que ocupan. Personas a las que no es posible admirar, ni utilizar de ejemplo, ni sirven de referencia alguna para sus subordinados. Lo único que pueden enseñar es a ascender de forma tan rápida como vacía y sin escrupulos. Y vaya si tienen éxito.

Estoy cansado de presenciar cómo se ha castigado, perseguido y sustituido a todo aquel que no ha elegido la simple y absurda jerarquía, en lugar de la capacidad de influir y tener ascendencia sobre los trabajadores. La orden y el por qué así está mandado, por el esfuerzo de comunicar y transmitir. La tiranía,  por el acompañamiento la enseñanza y el asesoramiento. La abdicación, por la delegación y el “marrón” por el reto.  

Han agotado mi resistencia a perder el orgullo de pertenecer a una empresa así. A la satisfacción, imprescindible para cualquier profesional, de considerar que su trabajo está bien hecho porque aporta cosas, cubre alguna necesidad, y deja satisfechas, a quienes realmente pagan mi sueldo.

No estoy dispuesto a sentir vergüenza cuando alguien me pregunte dónde trabajo y a que me dedico.

Ahora, estimado lector, seas quien seas, ya me puedes llamar “tiquismiquis” por querer que me echen de un sitio así.