El pasado mes de noviembre, se reactivó de
nuevo su subasta, después de haberla paralizado en junio pasado. Llegó noviembre
y tampoco fue el momento, alargándose hasta hoy, todavía inconclusa, en un monólogo
de causas y razones oficiales y oficiosas, de dudosa y escasa transparencia.
Este proceso, me recuerda a cuando de
pequeños nos preguntaban la tabla del 9 e intentando ganar un tiempo absurdo a la
ignorancia, repetíamos: la tabla del nueve… la tabla del nueve…
La casuística y calidad del equipo directivo
de esta entidad es tan “paradigmática” y su proceso de venta tan cabalístico,
que se rumorea incluso, que antes de la paralización en junio de la primera
subasta, se creia tan confirmada su venta al Santander, que lo llegaron a celebrar
en un restaurante de Castelldefels, de propiedad muy vinculada a algún
integrante de la alta dirección. Días después, se les atragantaría el brindis,
imagino, o quizás nunca ocurrió.
Durante este mes de enero, con todas las
ayudas planteadas para su saneamiento, incluido el traspaso de sus activos “tóxicos”
al SAREB, se barajó de nuevo la paralización de la subasta, con el argumento “teórico”,
de obtener una mayor rentabilidad de la operación. La razón de fondo era la
falta de un comprador “creíble”, dadas las exigencias de estos en conseguir las
mismas ventajas –via EPA- que se habían otorgado en operaciones similares
anteriores (por ejemplo, la del Banco de Valencía a LaCaixa). Finalmente y tras
alguna que otra reunión de urgencia, se comunicó que la subasta seguía su
curso, habiendo renunciado los posibles compradores, a tales ventajas directas.
Hace escasos días, resultó que no era así y
los posibles compradores, alzaban de nuevo su mano, alegando que en lugar de las
ventajas económicas “directas” a las que habían renunciado, solicitaban otras vías
de compensación (créditos fiscales, imputables como capital, por las futuras pérdidas
para el comprador), que hiciesen
atractiva la compra de Catalunyacaixa. Una compra, que valoraban en un coste de
unos 3.000 millones de euros.
Hoy, nos levantamos sabiendo que estos
posibles compradores -básicamente el Santander, Sabadell y BBVA a pesar de la
existencia de otros, de dudoso papel e intención real en este proceso- no están
dispuestos a “pagar” más de 100 millones de euros por Catalunyacaixa.
Podríamos concluir aquí y quedarnos tan
panchos, diciendo que este vaivén de posiciones y declaraciones, no es más que
el lógico “regateo” por el precio entre vendedores y compradores, ante una
operación de estas dimensiones y trascendencia. Por un lado, incorporar a un
balance los 65.000 millones de euros que aportaría Catalunyacaixa, exige un
esfuerzo de capital considerable, para seguir manteniendo el exigido 8% de core
capital para el comprador. Esfuerzo, que tendría que justificar a sus
accionistas, por el impacto que éste puede tener en el valor de su
participación.
Por otro lado, no hay que olvidar que Catalunyacaixa
es una moneda de cambio en la tensa relación actual entre Madrid y Cataluña: a
Mas, le encantaría que se la quedará el Banco Sabadell y a Rajoy, no. A Rajoy
le encantaría conseguir algo de Más en su lisérgica aventura independentista y
a Más, no. Rajoy la tiene liada parda con el tema Barcenas y Mas con el asunto
Pujol.
Pero dejando esos argumentos para los analistas
de más elevado nivel, lo evidente y poco discutible es que a Catalunyacaixa no
la quiere nadie.
Nadie, porque nada vale y porque el
problema de su venta, lo tiene el vendedor y menudo problema es el saber que
aquello en lo te has gastado tantos miles de millones para ponerlo “bonito” y
revenderlo, en realidad no ha servido para nada y sigues teniendo el mismo “muerto”
inservible e inútil que tenías antes. Menudo marrón explicarle eso a Bruselas,
para luego pedirle a la Merkel que no sea tan austera.
Todo el mundo duda o teme de su verdadero
valor y de lo que se puede encontrar una vez la adquiera. Todo el mundo, anda
con la mosca detrás de la oreja por el estado y evolución de su cartera no
saneada –la no traspasada al SAREB- que extrapolando los datos disponibles del
1er. semestre 2012 –los únicos publicados-, podría alcanzar una mora del 11,4%,
es decir, 2 puntos por encima de la media del sector.
De nada valen los 20.000 millones recibidos
en ayudas, el saneamiento por su traspaso de 6.708 millones en activos tóxicos al
SAREB, las bondades argumentadas por el FROB –su actual propietario- del negocio
financiero de la entidad, su fondo de comercio con una cartera superior al 1.000.000
de clientes, los supuestos 225 millones de euros de ganancias que, una vez “saneada”,
sería capaz de generar, y que a fecha de hoy son un misterio, ya que no ha
presentado todavía “oficialmente” su cuenta de resultados de 2.012, quizás porque
no existen aún, calculadora capaz de tales vericuetos aritméticos y menos con
la Troika recién llegada, revisando hasta los papeles de la papelera.
Tampoco vale de mucho el argumento de la
fidelidad y vinculación de los clientes con la marca Catalunyacaixa (hay que
ser osado cuando menos y no esperar réplica por recurrir hoy en día, al valor
de marca en el sector financiero como una barrera real y eficaz de
desvinculación de un cliente, salvo que te llames “Cocacolacaixa”, que no es el
caso).
Mientras, sus oficinas, un día sí y otro
también son ocupadas por las protestas de plataformas anti embargos. Los
empleados –especialmente los de sus oficinas de fuera de Catalunya- siguen en
la más completa incertidumbre sobre su futuro profesional y sobre todo,
económico y personal, ante el nuevo e inminente ERE que afectará a miles de ellos.
Los clientes, después de casi un año inmersos en este fuego cruzado de noticias,
sobre la perdurabilidad de la entidad donde tienen sus cuentas y sus ahorros, hastiados
y desconfiados de todo y de todos, especialmente los tenedores de participaciones y deuda, a la espera de saber
qué pasará con su dinero, etc.
Hay que añadir además, la horda de no pocos
de sus mandos intermedios en la red comercial, apuntados al carro de sus poderosos
ídolos de paja, convertidos en “novias de conveniencia” de Chucky y sirviendo únicamente
como vehículo del maltrato, amenaza y coacción de los trabajadores de la
entidad.
Cuesta y mucho, no pensar que lo ocurrido
no haya sido intencionado o producto de una incapacidad clamorosamente injustificable.
Cuando se interviene a una empresa por su estado de quiebra, como es el caso de
Catalunyacaixa, y la adquiere un nuevo propietario que en este caso, es también
su interventor, lo primero que debe hacerse, es poner contra las cuerdas a la
directiva que ha llevado a la empresa a esa situación y someterla al
interrogatorio pertinente por sus actuaciones.
Si esa directiva, responde como lo ha hecho
la de Catalunyacaixa hasta ahora: “que todo lo malo, ya venía de antes”, lo que
hay que responderle públicamente, es que en todo caso, su ineficacia es doble:
primero, por no haber hecho nada por remediar esos errores pasados, y segundo,
porque lo hecho a posteriori, ha terminado por llevarla a la quiebra. Y toda
esa ineficacia, además, ha sido remunerada de forma escandalosa. Por lo tanto, que
respondan de sus actos y a la calle.
Más aún, cuando estamos hablando de una directiva,
que en marzo del 2.012 –antes de la paralización de la primera subasta-, ya había
firmado su particular abdicación, al solicitar públicamente que se acelerase su
venta, que es lo mismo que decir: señores, yo ya no sé hacer nada más, que lo
haga otro por favor y rápido.
Pero en lugar de eso que sería lo lógico,
lo normalizado y lo correcto, su directiva actual, sea quien sea esta: la de
Adolf Todo y sus secuaces o la del FROB, han seguido haciendo de las suyas. Además
de lanzar tarjetas de crédito “fashion” y pagar intereses por encima del 3%, se
han permitido amenazar a sus empleados en su última convención anual (con lo de
que: si no sois productivos, iréis a la calle, y si lo sois, pues no se sabe),
o comunicar a toda la plantilla que a pesar de la sentencia condenatoria que les
obligaba a pagar la retribución variable del 2.011 pendiente, se negaban a
hacerlo porque pensaban recurrirla.
Recientemente, ordenaron a las oficinas contactar
con toda la urgencia del mundo, con los clientes que tenían vencimientos en
enero, para así, “atar” anticipadamente la renovación de dichos depósitos y recoger contractualmente y por escrito dicha
renovación. Actualmente y con el consiguiente perjuicio en su imagen –si es que
aún les queda-, han tenido que contactar de nuevo con todos estos clientes, para
comunicarles que el interés pactado –y firmado- no es posible cumplirlo, debido
a las recientes limitaciones del Banco de España en la remuneración de
depósitos, siendo “necesaria” la anulación del contrato anterior y teniendo que
firmar uno nuevo con las nuevas condiciones … o no, depende de lo hinchado que
tenga las gónadas el cliente, claro.
¿Por qué esta pasividad? ¿Por qué esta agonía?
¿Por qué esta incompetencia? ¿Por qué tanto rímel para esta novia cadáver?
Dime Secretillos, lo has clavado. Se podría haber explicado más alto, pero no más claro.
ResponderEliminarTan culpable es quién ha hundido la empresa como quién lo ha consentido. El Clan del Bages y el FROB a partes iguales.
Algún día nos enteraremos del porqué de muchas cosas.
Enhorabuena por este comentario.
Hola Desdedentro
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura y por tu comentario. Me uno plenamente a tu deseo de que ojalá algún día sepamos el porqué de toda esta situación (y de tantas otras).
Hoy he leído (y esto es un no parar) que según se desprende del cuaderno de venta, la rentabilidad de la cartera crediticia de Catalunyacaixa es de un 1,8%. No hace falta ser un genio para adivinar la calidad del numerador y denominador de ese ratio, ni el tipo de préstamos que la componen (como tampoco cómo, a quién y en base a que gestión crediticia se concedieron) si es que, efectivamente el ratio es correcto.
A estas alturas, ni me fío de lo que se vende, ni de quien vende, ni de quien compra, no vaya a ser que el Santander pretenda de nuevo ganar 3.000 millones en dos meses y medio como, presuntamente, dicen que ganó con sus compra/ventas en Italia.
Saludos
Francamente...complicado lo teneis,soy empleado de UNNIM y me suena una parte de la música...y la letra, nosotros hemos tenido mucha suerte, y realmente deseo lo mejor para los empleados. (para según que ¿directivos? que se jodan).
ResponderEliminarTodo apunta a retirada de la subasta de forma general si no existe EPA. Y si se retiran....malo, muy malo.
Suerte
Gracias por tu lectura y comentario.
EliminarOjalá todo salga lo mejor posible para los empleados, porque al fin y al cabo y al igual que los clientes, no tienen la culpa de nada sino más bien todo lo contrario.
La verdad es que con el "vaivén" de noticias que rodea al proceso de su venta, la noticia puede salir por cualquier lado e intuyo que, sabiéndose o no, será con mucha EPA (del tipo que sea) y con muy poca justicia para los culpables de la situación.
Saludos