El otro día amanecí con
todo el suelo de la cocina encharcado. Acelerado, me puse a mirar de dónde
podía haber salido tanta agua y descubrí que tenía un reventón en la cañería de
debajo del fregadero. Cerré rápidamente la llave de paso para que el desastre
no fuese a más y llamé al fontanero para que viniera a arreglarlo, lo antes
posible.
Por la tarde, una vez el
fontanero analizó la situación, me miró con cara de circunstancias y me dijo que
efectivamente, la cañería había reventado –váyase usted a saber porqué, de
tanto usarla quizás-, y me “recomendaba” abrir la pared por el punto exacto del
reventón, empalmar una nueva cañería para conectarla, esta vez al circuito de
la calefacción y luego “puentearla” con la instalación del vecino, para en el
camino de retorno, elevarla hasta la conducción del aseo del piso de arriba y
así, de regreso a la instalación de la
cocina, tuviese más velocidad de caída y
evitar que se repitiera el problema de nuevo.
Ante tal solución,
lógicamente, me quedé atónito. Únicamente se me ocurrió preguntarle: ¿usted ha
trabajado alguna vez en el Banco de España? ... Ya éramos dos los atónitos.
Hace unos días, el Banco
de España “recomendó verbalmente” a las entidades financieras –cómo a mí el fontanero-
limitar el interés a ofrecer a sus clientes por la captación de sus ahorros.
Concretamente, a no pasar del 1,75% para los depósitos inferiores a 1 año, del
2,25% para aquellos entre 1 y 2 años y el 2,75% para los de plazo superior a
los 2 años. Así como tampoco superar el 1,25% en las cuentas corrientes.
Mi fontanero, para según
que “chapuzas”, no suele hacer presupuesto, ni factura por escrito, ya me entendéis
y en este caso, el Banco de España, tampoco publicará ninguna circular escrita,
ni nada con rango superior al de la simple recomendación (algo habitual en el
caso de este organismo, en según que asuntos). Si mi fontanero las hiciese por
escrito podría tener algún problema legal, y si lo hiciese el Banco de España,
alguien le podría acusar de estar interviniendo los precios.
Los argumentos dados por
el Banco de España para tal recomendación son varios: por un lado, acabar con
la “guerra del pasivo”, es decir, evitar que se esté pagando incluso más del 4%
en algunos casos. Por otro lado, colaborar a la reactivación en la concesión de
créditos, ya que siguiendo la lógica analítica del Banco de España –esa de tan
reconocido prestigio e irreprochables consecuencias en los últimos años-, que
dice que si los bancos “pagan” menos diferencial por los depósitos, deberían “cobrar”
menos por los préstamos.
La “guerra del pasivo” es
algo así como las Cruzadas en su momento. Ha habido muchas, tantas como intentos
de atajarlas y el trasfondo de ambos movimientos, no es ni tan honroso ni
generoso, como tampoco lo fueron los motivos de los Reyes para promoverlas. De
hecho, este gobierno anuló el pasado mes de agosto la limitación que ya estaba
vigente desde hacía un año, del gobierno anterior y ahora pone está marcha.
Hasta ahora, estas
limitaciones provocaron, lejos de su propósito, que los bancos y cajas desviasen
la captación del ahorro, hacia productos con mayor riesgo, para poder seguir
ofreciendo altas remuneraciones y aplicar únicamente las limitaciones, a los
productos de plazo tradicional. Y no nos engañemos, estos productos tan “sofisticados”
se venden con el sainete de: “nada caballero, esto es como un plazo fijo y
usted se lleva el 4,5% seguro”.
De paso, además, al
reducir el atractivo de los depósitos, aumenta el de la deuda pública (bonos,
letras del tesoro, etc.), y si gran parte de los ahorros se desvían a la deuda
pública, el tipo de interés que el Estado tendrá que pagar en sus emisiones,
bajará (lo vamos pillando ¿verdad?). Así, que si algún ahorrador quiere más por
su dinero, sus únicas salidas son el riesgo: renta variable (Bolsa), los fondos
de inversión, el Estado: renta fija (deuda pública) o las entidades extranjeras
(por ejemplo ING), exentas de esta “recomendación”.
Hasta la fecha, la
mayoría de entidades han obedecido al Banco de España, bueno excepto Evo Banco,
que a pesar de pertenecer a la “solventísima” Novagalicia Banco, aún hoy, sigue
publicitando el 3% en plazo y el 2% en cuenta corriente. País de cachondos este
¿verdad?
No obstante, los
millonarios pueden seguir tranquilos, sus SICAV siguen “intocables” como desde
siempre.
Lo que deberíamos
preguntarnos –y yo a mi fontanero- es por qué no se ponen las medidas, de forma
más directa y sin rodeos, que realmente faciliten lo que se quiere conseguir,
siempre que ese fin, sea confesable
abiertamente, claro.
¿Por qué el Banco de
España no “recomienda verbalmente” bajar el precio de los préstamos? Y otro
tanto podría decirse sobre las comisiones que se aplican y a un largo etcétera
de casuísticas similares. Porque de lo contrario, la única conclusión que le
queda al común de los mortales es que esta medida puede pretender muchas cosas,
pero no conseguir, ninguna de las que argumenta, además de favorecer a los
bancos para que sigan ganando muchísimo en comisiones, mucho por los
elevadísimos intereses que aplican a sus préstamos y a la demora y pagando poco
por el dinero que captan y por cierto, si algún directivo los arruina, que no
siga pasando nada.
Como reflexión
adicional, el 1,75% de interés para productos hasta 1 año, es inferior al 2,9%
del último IPC publicado, lo que en la práctica implica que el ahorrador, está
perdiendo dinero, es decir, es quien sigue pagando la “factura”, además de
hacerlo porque indudablemente la libre competencia se ha roto con esta medida.
A mi pregunta, el
fontanero me respondió que no, que nunca había trabajado en el Banco de España,
que a él, lo único que le interesaba, era abrir la pared del vecino, porque le
habían dicho que la mujer de éste, solía pasearse desnuda por casa.
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