Para una noticia que se publica,
que no está relacionada –de momento- con la corrupción y el chanchulleo,
resulta que sirve para enterarnos que nos hemos quedado sin Papa…es que así no
hay quien viva.
Y no es que se haya muerto,
desaparecido inexplicablemente, amortizado el puesto ni nada parecido. Ha dicho
el Santo Padre y además en latín, que ya no se siente con el vigor necesario
que requiere y merece, la exigencia de su puesto al frente de la Iglesia.
Ya tiene lo suyo –lo suyo, pero lo tiene-, que el Sr. Rajoy nos
diga que está cansado y que, por favor, no le hagan muchas preguntas. Pero que
el mismísimo Papa, diga algo parecido para justificar que lo deja, renunciando a
cualquier indemnización y subsidio de desempleo por despido voluntario y
procedente –aunque ahora que pienso, ¿los Papas tienen de eso?- Pues no sé qué
decir.
Resulta difícil imaginarse a
todos los cardenales que en su momento le eligieron en secretísimo Cónclave diciéndole
airados: ¡¡Benedicto, que nos has fallado leches!! Ni tampoco, disfrutando de
su retiro entre partiditas de mus o domino en la cafetería de la esquina de la
plaza de San Pedro o juntándose con sus amiguetes, para contemplar y supervisar
las obras de remodelación de Via Veneto, por ejemplo. Tampoco le hago, enfundado en unas bermudas, calcetines y chancletas de playa, bailando
Los Pajaritos en Benidorm.
¿Y a que se va a dedicar ahora?
¿A qué se dedica un Papa retirado, dimitido o renunciado? ¿Se le nombrará
consejero asesor de alguna multinacional? ¿Le fichará una empresa de
cazatalentos? ¿Se dedicará a la regeneración democrática de la Iglesia? Hay que
tener en cuenta, que hasta la fecha y eso son muchísimas fechas, tan sólo 4
pontífices han dejado el cargo por causas que no fuesen la muerte. Lo cual, considerando
la histórica inmovilidad de la Iglesia, para eso de los cambios y las novedades,
parece que esta situación es un buen aprieto de procedimiento
Yo esto no lo veo nada claro.
Porque hasta la fecha, cuando un Papa decía “amén”, ni Dios –valga la redundancia-
le contradecía, ni protestaba. Pero ahora claro, el nuevo Papa puede decir “amén”
y éste, quizás desde la Fundación de Papas Retirados, le puede contestar que: “pa tus cojones amén,
que no te enteras”.
Este mundo nuestro, sigue
haciendo de la contradicción su principal entropía: los que no nos tienen
acostumbrados a renunciar, lo hacen y los que deberían hacerlo, ni pensárselo. En
cualquier caso, que el Sr. Ratzinger tenga una feliz jubilación y que lo haga
con la mejor salud posible.
Mientras tanto se va ejecutando
el protocolo Vaticano para estos casos, no sería de extrañar que Esperanza
Aguirre se les ofreciese “para lo que fuese menester” –menuda es ella para que
se le escapen ocasiones de regeneración tan jugosas como esta- o que lo haga Bárcenas, para
llevarles la tesorería de la Guardia Suiza.
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