Con
la que nos está cayendo con los que están cayendo, parece mentira que alguna
noticia, aún nos arranque una merecidísima carcajada antes de pasar
directamente a la impotencia, al exceso de bilis y a la náusea como con el
resto.
¿Nos
podemos imaginar a Hitler, condenando en el proceso de Núremberg, a trabajar en
una guardería de niños judíos para rehabilitarse? ¿Alguien se fiaría de la madrastra
de Blancanieves, si nos confesase que su mayor sueño es trabajar en un salón de
belleza? ¿A que después de una carcajada, nos entraría un sudor frío que
recorrería nuestra espalda y saldríamos corriendo despavoridos?
¿Esperanza
Aguirre ha declarado que ella considera que es necesaria una regeneración democrática
y que se puede contar con ella para llevarla a cabo?
Periciar
como imposible el ejemplo puesto con Hitler, no es necesario. Todos sabemos,
primero que se suicidó y que por lo tanto nunca fue procesado, y
segundo…insisto, no es necesario. Con respecto al ejemplo de la madrastra, está
claro también: primero es un personaje de ficción y, segundo, se hubiese cargado
a cualquier clienta más bella que ella con toda seguridad y más estando rodeada
de más espejos que contabilidades, quizás, Bárcenas.
¿Y
en el caso de Esperanza Aguirre? Pues aquí la cosa se pone más ardua porque
ella está viva, no es un personaje de ficción y además el talento se le
atribuye, se le supone y desde hace poco, hasta se le remunera.
Pero
es cierto. Y No sólo ha declarado eso, sino que además, considera que dicha
regeneración democrática pasa por darle el poder a los ciudadanos, que a lo
largo de estos últimos años las cúpulas de los partidos y las administraciones
les ha quitado … porque hace falta que la política no sea profesional, sino un
honor a la que temporalmente se dediquen los mejores … Hay que liberalizar,
porque todo lo que esté sometido a una licencia o a un permiso, incita a la
corrupción.
Utilizando
la misma respuesta que dio Manuel Cobo al ser preguntado en cierta entrevista
que le hicieron: “Bertol Brecht escribió
que cuando la hipocresía empieza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar
a decir la verdad”. Una respuesta que le sienta como un guante a la Sra.
Esperanza Aguirre, la liberal, como a ella le encanta autoproclamarse de
siempre, y más aún últimamente y en adelante parece.
Recordemos
que a Manuel Cobo, ex vicealcalde de Madrid, le suspendieron durante un año su militancia
del PP, como castigo a unas declaraciones que hizo al diario El País sobre Caja
Madrid y Esperanza Aguirre y que generaron una fuerte crisis interna en el
partido, hasta que el Sr. Rajoy se vio obligado a intervenir en el asunto, con
el conocido desenlace para el Sr. Cobo. Son las liberales consecuencias de discrepar
con la Sra. Aguirre.
Una
cosa es hacer las maletas, emigrar a la otra punta del mundo, dejarse bigote, cambiarse
el nombre y hacerse pasar por criador de nenúfares. Y otra muy distinta es lo
que está pretendiendo la Sra. Aguirre: no moverse de donde está y ha estado
siempre, poseer el “curriculum” que posee y hacer creer al mundo que si el hijo
de Dios no baja de nuevo a este mundo, no hay porque inquietarse, que ya esta
ella para hacer su trabajo. Atenta, dispuesta y sacrificada como nadie.
Sra.
Aguirre, si a usted la dejan de nuevo en cualquier “guardería” donde ejercer el
poder, dejará a los “niños” que le lleven la contraria encerrados en el cuarto
oscuro y sin “tele” –de Madrid o cualquier otra-de por vida. Y como los espejos
de su despacho no le respondan que es la más liberal de todas, no dejará “hijastro”
con cabeza que le haga la competencia. Vamos, lo que ha venido haciendo
siempre, aunque eso sí, con mucho talento, mucho tacto y su sonrisa habitual.
Menos
mal que siempre nos quedará Anson reclamando la vuelta de Aznar…Con lo majos
que eran los 7 enanitos.
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