miércoles, 6 de febrero de 2013

Sueña la cucaracha con ser romero


Con la que nos está cayendo con los que están cayendo, parece mentira que alguna noticia, aún nos arranque una merecidísima carcajada antes de pasar directamente a la impotencia, al exceso de bilis y a la náusea como con el resto.

¿Nos podemos imaginar a Hitler, condenando en el proceso de Núremberg, a trabajar en una guardería de niños judíos para rehabilitarse? ¿Alguien se fiaría de la madrastra de Blancanieves, si nos confesase que su mayor sueño es trabajar en un salón de belleza? ¿A que después de una carcajada, nos entraría un sudor frío que recorrería nuestra espalda y saldríamos corriendo despavoridos?

¿Esperanza Aguirre ha declarado que ella considera que es necesaria una regeneración democrática y que se puede contar con ella para llevarla a cabo?

Periciar como imposible el ejemplo puesto con Hitler, no es necesario. Todos sabemos, primero que se suicidó y que por lo tanto nunca fue procesado, y segundo…insisto, no es necesario. Con respecto al ejemplo de la madrastra, está claro también: primero es un personaje de ficción y, segundo, se hubiese cargado a cualquier clienta más bella que ella con toda seguridad y más estando rodeada de más espejos que contabilidades, quizás, Bárcenas.

¿Y en el caso de Esperanza Aguirre? Pues aquí la cosa se pone más ardua porque ella está viva, no es un personaje de ficción y además el talento se le atribuye, se le supone y desde hace poco, hasta se le remunera.

Pero es cierto. Y No sólo ha declarado eso, sino que además, considera que dicha regeneración democrática pasa por darle el poder a los ciudadanos, que a lo largo de estos últimos años las cúpulas de los partidos y las administraciones les ha quitado … porque hace falta que la política no sea profesional, sino un honor a la que temporalmente se dediquen los mejores … Hay que liberalizar, porque todo lo que esté sometido a una licencia o a un permiso, incita a la corrupción.

Utilizando la misma respuesta que dio Manuel Cobo al ser preguntado en cierta entrevista que le hicieron: “Bertol Brecht escribió que cuando la hipocresía empieza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad”. Una respuesta que le sienta como un guante a la Sra. Esperanza Aguirre, la liberal, como a ella le encanta autoproclamarse de siempre, y más aún últimamente y en adelante parece.

Recordemos que a Manuel Cobo, ex vicealcalde de Madrid,  le suspendieron durante un año su militancia del PP, como castigo a unas declaraciones que hizo al diario El País sobre Caja Madrid y Esperanza Aguirre y que generaron una fuerte crisis interna en el partido, hasta que el Sr. Rajoy se vio obligado a intervenir en el asunto, con el conocido desenlace para el Sr. Cobo. Son las liberales consecuencias de discrepar con la Sra. Aguirre.

Una cosa es hacer las maletas, emigrar a la otra punta del mundo, dejarse bigote, cambiarse el nombre y hacerse pasar por criador de nenúfares. Y otra muy distinta es lo que está pretendiendo la Sra. Aguirre: no moverse de donde está y ha estado siempre, poseer el “curriculum” que posee y hacer creer al mundo que si el hijo de Dios no baja de nuevo a este mundo, no hay porque inquietarse, que ya esta ella para hacer su trabajo. Atenta, dispuesta y sacrificada como nadie.

Sra. Aguirre, si a usted la dejan de nuevo en cualquier “guardería” donde ejercer el poder, dejará a los “niños” que le lleven la contraria encerrados en el cuarto oscuro y sin “tele” –de Madrid o cualquier otra-de por vida. Y como los espejos de su despacho no le respondan que es la más liberal de todas, no dejará “hijastro” con cabeza que le haga la competencia. Vamos, lo que ha venido haciendo siempre, aunque eso sí, con mucho talento, mucho tacto y su sonrisa habitual.

Menos mal que siempre nos quedará Anson reclamando la vuelta de Aznar…Con lo majos que eran los 7 enanitos.


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