domingo, 28 de abril de 2013

De Transgénicos y lights...

Que nadie se eche las manos a la cabeza. No. No hablaremos de genética de los alimentos, ni siquiera de endulzar con edulcorantes para poder seguir consumiendo productos dulces sin que nos engorden, pero sí de la esencia de esta circunstancia. Por alguna razón, nuestra sociedad se ha convertido en la constante receptora de que nada en nuestro entorno, sea lo que debería ser a pesar de que pretenda parecerlo. Pero incluso con la misma apariencia, casi todo va perdiendo su autentica esencia.

Nunca antes se ha visto esta sociedad, la nuestra, con el peso de parados que soporta ahora mismo, nunca. Y tampoco nunca, ha sido tan inconsecuente ante esa circunstancia y la precariedad económica a la que nos condena esta situación.

Seguimos consintiendo y alentando una clase política  que ha decidido que “menos es más”. Menos empleo, parece ser más sometimiento social. Menos transparencia parece ser más capacidad de manipulación. Menos respeto por los derechos de los trabajadores y por el empleo termina siendo, mas personas calladas en la cola del paro. Mientras, soportamos estoicamente la corrupción y corruptela que a muchos les ha hecho ricos, sin que ni por un momento ellos se inquieten por la precariedad de la vida de las personas que componen la sociedad que gobiernan.

Incluyo toda la clase política porque salvo gloriosas y mínimas excepciones, nadie decide dar un paso adelante para defender el trabajo y a los trabajadores. Tampoco lo hacen enarbolando la bandera de la verdad entonando el mea culpa y diciendo “si, mi partido robo, en este momento, en esta circunstancia …”. Nadie pide perdón por las maldades cometidas o los errores sin intención, nadie. Y mientras tanto, todos son fantásticos y estupendos y se llevan muy bien. Se permiten chascarrillos y simpatías y siguen teniendo sus sueldos  subvencionados por los trabajadores de esta sociedad, mientras la estructura anímica de este país se cae a pedazos.

Está claro que hay más transgénicos, no es solo la clase política. No se queda esto en gobierno, oposición y partidos satélites naturales o artificiales. Entran con el mismo peso y poder los sindicatos. La más anciana del lugar diría eso de “ya nada es lo que era” y vale que la leche ya no sepa a leche y los tomates no sepan a tomates, pero ¿Qué los sindicatos estén sentados sin decir ni mu ante la que cae? Esto parece que no va con nuestro carácter, ni con nuestra historia. ¿Les habrán abducido?

Triste situación esta en la que aquellos que la constitución ampara bajo el titular de defensores de los derechos de los trabajadores, viven sentados en un queso y comiendo de otro y no siempre ganado o conseguido de manera lícita.

No se puede concebir que esto que llamamos democracia más o menos madura, se haya convertido en esta situación sostenidamente apática, donde no hay nadie que haga lo que debe y lo que se espera de ellos por el cargo que desempeñan y el sueldo que se les paga.    Nuestra historia se escribirá con letras diferentes a las de “democracia madura” y no esperemos que nuestros historiadores sean considerados como para valorar que la apatía y la desidia, son fruto de la democracia madura, sino más bien de una comodidad y un pasotismo que jamás se nos perdonara.

No podemos seguir consintiendo esta situación que va camino de seguir empeorando. El bien más preciado que tiene este país son sus trabajadores, que sostienen la sociedad con su trabajo día a día. ¿Qué se está haciendo con ellos?

¿Qué necesita la clase política para hacer su trabajo y salvar a los trabajadores manteniendo el empleo?  ¿Qué necesitan los sindicatos para cumplir con su compromiso y luchar y defender a aquellos que directa o indirectamente les permiten tener un empleo y el titulo de fuerzas sindicales?

Da verdadera tristeza no ver a los sindicatos pidiendo por el empleo, mientras el gobierno facilita y abarata el despido y la empresa corre a guardar beneficios y ya vendrán tiempos mejores…

Haciendo un pequeño trabajo de memoria España se incorporo a la Eurohuelga, siendo para nosotros la “primera” en plena transición 5 de Abril de 1978, una hora de huelga junto con 28 países mas, en protesta por la oleada de despidos que amenazaba con alcanzar una tasa de paro del 5% en los países en desarrollo. A partir de ahí, siguieron las del 20 de junio de 1985,  contra los recortes y la reforma de las pensiones. La del 14 de diciembre de 1988, la del 28 de mayo de 1992, la del 27 de enero de 1994, la del 20 de junio de 2002, la del 29 de septiembre de 2010, la del 27 de enero de 2011, la del 29 de marzo de 2012 y la del 14 de noviembre de 2012.

De todas estas huelgas ya en la democracia hay algo que merece una reflexión importante a nuestro parecer, en la primera se protestó por el aumento del paro, por una tasa del 5 % y salieron a la calle uno 4 millones de personas. El seguimiento de las huelgas en defensa de los derechos de los trabajadores ha ido en aumento hasta la de 2002, a partir de ahí, lo único que ha ido en aumento es la cifra de parados y el detrimento en los derechos de los trabajadores. Ahora, con más de seis millones de parados, nada más importante en política que obedecer la trayectoria que nos han marcado los que nos han dejado el dinero para salvar a los bancos, y poder seguir pagando 33.000 € al mes a la presidenta de la Sareb, seguir destruyendo puestos de trabajo gracias a ese préstamo (todos los de banca, más los que se tercien) y a precios ridículos, claro está.

Préstamo que devolverán con su sudor los cada vez menos trabajadores que vamos de impuestos hasta las cejas  y despertarnos día si y día también con una historia nueva con muchos ceros de corrupción ya venga de sindicatos, o de políticos. En este punto, quizás sería bueno no olvidar los 300.000 millones de euros que la banca ha recibido en préstamos al 1% y los más de 170.000 millones de euros en ayudas.

Mientras, parece que al españolito de a pie, lo que le queda, es seguir trabajando sumiso y sereno porque para eso es muy demócrata y muy transgénico y light y debe seguir las directrices de este engaño continuo en el que nadie le ha contado, que como trabajador en España, es una especie en extinción, mucho más, si cumple con sus obligaciones como trabajador haciendo lo que se espera de él, paga sus impuestos y no defrauda, roba o trapichea mas allá de lo puramente legal. Eso sí, y sin protestar, ni pensar, no sea que le llamen salva patrias  o en el peor de los casos populista, que ahora,  debe ser sinónimo de ver la realidad.

Fuentes:


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