Llevamos no
pocos milímetros de baldosa gastada, de tanto paseo y vaivén, dándole vueltas a
cómo escribir nuestro parecer sobre el
acuerdo alcanzado la madrugada del pasado jueves, entre los sindicatos y CX sobre
su ERE.
Nuestro
posicionamiento, ya es conocido por todos los que con mayor o menor asiduidad
siguen nuestro blog: a estas alturas, por lo que se tendría que haber luchado y
el posicionamiento que deberían haber tomado los sindicatos de CX, es haber
trabajado, pero de verdad y a todos los niveles, por invalidar las razones,
económicas, estratégicas y estructurales, en las que se sustenta el ERE de CX,
en lugar de considerarlo como algo inamovible, poniéndose a negociar y encima
firmar un acuerdo.
Un aspecto,
el de la fundamentación de las causas del ERE, al que una parte de la mesa ha dedicado
mucho esfuerzo y tesón en obviar, y mucha complicidad y colaboración la otra,
en no usarla en ningún momento como objeto ni de oposición, ni de negación real
y concreta para ponerse a negociar.
Y mucha
complicidad es esa, cuando precisamente las condiciones reflejadas en el MOU -Santo Grial de la falsa inmovilidad para sindicatos y empresa- nacen en el seno de una directiva despedida de forma procedente por su mala
gestión y también imputada, junto con Narcís Serra, por administración
desleal. Ahí es nada.
Tanto es
así, que en dicho acuerdo se hace mención expresa de la aceptación, por ambas partes,
de la concurrencia y suficiencia de las causas económicas y productivas para la
ejecución de dicho ERE. Y si no, véase la página
4 de dicho acuerdo.
Pero este
ejemplo, no es más que una pequeña muestra de todo el derroche de palabrería y
charlatanería barata y miserable, de la que han hecho gala los representantes
sindicales sentados a esa mesa de negociación, a lo largo de todo este proceso.
De hecho, se
han ganado a pulso y de forma incontestable –aunque su necedad seguro que daría
para su protesta-, el haber mentido a todos los trabajadores de sus territorios
legacy, cada vez que han llenado sus bocas, con el discurso de que ellos no
hacían distinciones entre trabajadores de esa zona y de la core, para luego
firmar un deplorable acuerdo, cuyas condiciones económicas están basadas en su
totalidad en la antigüedad laboral de los empleados ¿No sabían que estaban
negociando el despido para unos trabajadores fuera de Cataluña, que de medía sólo tienen una antigüedad de 15
años, mientras que en Cataluña es de 32 y que la mayoría de despidos afectaban,
precisamente, a los de fuera de Cataluña?
Pues sí, lo
sabían, y con ese conocimiento han llegado al acuerdo que han llegado, porque
les importaban un carajo esos empleados y que los más de 70.000€ de diferencia
que provoca esa discriminación en algunos casos. Para ellos no era relevante.
Ellos son sindicalistas, espíritus libres y entregados a causas donde el dinero
no es importante…ni la dignidad por lo que se ve.
El
sindicalismo en CX ha hecho gala, con todos los honores, a esa masa de
sindicalismo y sindicalistas que se apuntaron a un sindicato para vivir del
cuento. A una legión de incompetentes mediocres, inmorales e incapaces profesionales
que tuvieron muy claro, al iniciar su vida laboral, que su único camino de
supervivencia era bajo la protección de un sindicato y dónde consiguieron el
caldo de cultivo perfecto para el pleno desarrollo de todas sus ambiciones y
miserias.
Son
elementos a los que jamás se les puede pedir nada, porque nunca han dado nada
ni han servido para nada en realidad. Nadie les recuerda trabajando codo con
codo con los empleados, que precisamente, dicen que defienden.
Pero ellos,
los 13, conservaran sus puestos de trabajo, les invitaran a comisiones
parlamentarias de control, repartirán mítines, asambleas y declaraciones con
arengas y peroratas leídas, sobre derechos y justicia social y hasta alguno, si
le compensa lo suficiente, alzará su puño por la clase obrera y la justicia
social y les seguirá encantando pasearse por despachos y mesas para mendigar por
sus “asuntillos” y así creerse personajes influyentes e importantes para sus
amigos.
Para los
otros, para los 2.000 y sus familias que se quedarán sin trabajo y cuyo futuro
pusieron en manos de esos miserables, les quedará siempre la posibilidad de
agradecerles en persona a sus representantes sindicales lo que sus
organizaciones hicieron por ellos o también, y con todo el derecho, cagarse en
su puta madre para siempre (no vamos a pedir perdón por el exabrupto. No lo
sentimos). Pero eso sí, que se den prisa, no sea que en unas semanas, se hayan
ido protegidos por sus sindicatos para seguir trabajando con CX en la zona core.
Los que
participamos en este blog, no tenemos la indecencia de Susana Muns
–representante de UGT- de calificar
el acuerdo alcanzado de “mínimos, pero firmable” y destacar, antes que el drama
social provocado por su papel, la “unidad de acción que han mantenido los 4
sindicatos durante el proceso de negociación”.
Tampoco
tenemos la desfachatez de Montse Delgado de CCOO, en cuya asamblea –posterior a
la firma del acuerdo- decía abiertamente que no era el acuerdo
que deseaba la plataforma sindical, pero si el mejor…claro, ¡Cómo no¡ ¿Para
quién?.
Sólo nos faltaba
oírla decir que la unidad sindical sólo tenía el 5% de responsabilidad en la
firma del acuerdo…. O a Narcís Serra y Adolf Todó declarando que ellos no
querían cobrar lo que cobraron en CX, pero que se lo pagaron…o ¿ya lo dijeron
en alguna ocasión?
En este
país, que lo malo se venda siempre como la mejor opción, empieza a ser el eslogan
preferido de la incompetencia y el escudo excusador de vagos y maleantes. Nos
gustaría ser el hijo de esta señora para poder decirle: sólo he aprobado una
mamá, es una mala noticia, pero la mejor teniendo en cuenta que no he dado palo
al agua en todo el curso y más teniendo en cuenta el contexto de crisis del
país.
Pero tampoco
tenemos, ni ya las baldosas ni el cuerpo, para dejar de reclamar, de una vez
por todas, la necesaria existencia de un sindicalismo de calidad, ejercido por
personas que además de tener la calidad y capacidad profesional que requiere
dicha labor, posean una formación y catadura moral y valores a la altura de los
derechos que tienen la obligación de defender y abanderar de forma
irreprochable.
Empieza a
ser hora de que la existencia de ese perfil, sea una responsabilidad
inexcusable para los dirigentes del sindicalismo de este país. Si admites en tu
organización a cualquiera, acabaras siendo un cualquiera y ejerciendo como tal.
No queremos
cerrar esta entrada, sin recomendar la lectura del fantástico artículo, aunque
tan duro como real en nuestra opinión, publicado
en el blog de la Plataforma de Empleados CX sobre la firma del acuerdo.
Fuentes:
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