Este pasado viernes, Catalunyacaixa con su presidente al
frente José Carlos Pla y su director financiero Josep María Panicello, presentó
el resultado de la entidad acumulado hasta septiembre.
Como no podía ser de otra manera, el contenido de sus declaraciones,
en fondo y forma, no desmerecieron un ápice la extensa y consolidada trayectoria
de desgraciadas y contradictorias noticias a las que esta entidad nos tiene habituados.
Presentar un resultado positivo de 187 millones de € gracias,
básicamente, a obtener 470 millones de ingresos por el vergonzoso canje de los híbridos
ya requiere de una inestimable dosis de cinismo "contable". Pero si además, consideramos que los obtiene habiendo recibido
12.000 millones en ayudas directas, habiendo traspasado más de 6.000 millones
en activos, tóxicos no por azar, a la Sareb, a punto de cerrar el 35% de sus
oficinas sin ningún criterio de rentabilidad y obligando, sí, obligando, a
despedir a más de 2.000 de sus trabajadores, entonces, la única manera digna y
decente de presentarlos debería ser con mucha humildad, honestidad, respeto y
una elevada dosis de congruencia.
Pero como ninguno de estos adjetivos ha sido nunca aplicable
ni a la gestión ni a los gestores de esta entidad, el único camino posible fue hacerlo
con todo lo contrario.
Así, a su director financiero no se le ocurre otra cosa que
declarar que Catalunyacaixa ya ha cumplido con dos de sus principales
objetivos: estafar a sus clientes tenedores de híbridos y echar a la calle a más
de 2.000 empleados. Y sí, si él no hizo gala de ninguno de los adjetivos
mencionados, nosotros tampoco tenemos porque recurrir a los eufemismos
con los que se sirvió para describir dichos objetivos.
Porque si él, no siente ni el más mínimo respeto por todas
las personas que han perdido sus ahorros por confiarlos a la entidad de la que él
es su director financiero, ni tampoco se le cae la cara de vergüenza en
calificar como “salida no traumática” el enviar al paro a más de 2.000
personas, a nosotros no nos sale de los cojones ni ser fieles ni literales a
sus palabras exactas.
Aún así, reconocemos que el talante de tales declaraciones,
es fiel a la más irreprochable dinámica de desprecio de la que hacen gala no
pocos de los dirigentes, mandos intermedios y sindicalistas de esta entidad. El
acumulado de hechos miserables conocidos,
se incrementa en estos días con el de uno de sus directores territoriales, que
reunido recientemente con los directores de oficina de una comunidad autónoma que
iban a ser echados todos a la calle, les dice que deben vender hasta el último
momento como muestra de su dignidad profesional.
Sr. Director Territorial, un profesional se crece en los
momentos difíciles. No se pudre ni se vende con mensajes como este a pesar de
que sus acompañantes en esa comida, le permitiesen salir vivo, quizás por estupor,
quizás por indiferencia…quizás por verdadera dignidad y no de la que usted
apelaba: miserable, despreciable, ruin e interesada.
Estamos seguros que los trabajadores de Catalunyacaixa, no
tiene duda alguna de cuál es la misión y objetivo de su cargo, ni la de su
actual presidente. La de él, dar carpetazo y de la forma más complaciente al gurruño
de entidad financiera que es actualmente Catalunyacaixa. Y la suya,
corresponder al designio de quien le da de comer y le manda e imaginamos, que
recibir el premio correspondiente. Pero una cosa es ser diligente y otra, como
lo aseveran sus declaraciones, hacerlo desde la ignominia y la indiferencia
peor intencionada: el desprecio hacia las personas y sin la profesionalidad
debida por los números
presentados.
Con un 21% menos de ingresos financieros, un 27% menos de costes
financieros, un 17% menos de ingresos por comisiones, ganando un 23% más –extraordinariamente,
no hay que olvidarlo- por el canje de híbridos que de margen financiero, es
decir, por su actividad ordinaria ejerciendo de banco, Catalunyacaixa puede
presumir de ser el cajero automático con más efectivo del mundo: supuestamente,
los 16.000 millones que dice poseer de liquidez.
Un cajero automático, que por cierto, nadie quiere
¿incomprensiblemente? Porque el intento de venta de esta entidad ya se asemeja
a las promociones
del 2x1: junto a NCG o al “des-trozo”.
Por cierto, y ya para finalizar, no estaría nada mal, como un
extraño e inusual ejercicio de trasparencia y honestidad, tanto para con los
empleados de esta entidad como para con todos los contribuyentes, explicar cuál
es el coste económico real del reciente ERE pactado, para poder compararlo con
la provisión económica que, a tal efecto, constaba en los balances anteriores
de Catalunyacaixa (197 millones de euros a 30 de junio pasado, según nota del propio
auditor).