Agosto de
2013. Toda la prensa se hace eco de la venta de la gestora inmobiliaria de
Catalunya Banc a los grupos inversores Kennedy Wilson y Värde Partners. Un
proceso de venta que se había iniciado el mes de abril, estando aún al frente
de la entidad su anterior presidente, el despedido procedentemente, Adolf Todó.
La operación
fue vendida a bombo y platillo por la entidad, como un éxito rotundo, tanto por
el hecho de que suponía la primera operación de este tipo realizada por una
entidad financiera en España, por la terna inicial de 25 candidatos
interesados, como por las anunciadas plusvalías que proporcionaría la operación
y por el cumplimiento que suponía de las condiciones impuestas por Bruselas en
cuanto a la obligación de deshacerse de sus negocios no estratégicos.
Releyendo
entonces la noticia con menos entusiasmo corporativista, hay que decir que la
misma se concretaba realmente en un compromiso de venta, con fecha límite para
final de ese año, por un importe que oscilaba entre los 31 y 65 millones de
euros en función de la determinación y situación final de la cartera
inmobiliaria a comprar, así como de otros aspectos en materia laboral y
tecnológicos. Esta cartera correspondía a un valor aproximado de 8.700 millones
correspondientes a los activos tanto propiedad de CX como de los traspasados en
su momento a la SAREB.
Recopilando
hasta aquí, sería un tanto necio no darse cuenta que la noticia acumulaba en
este punto no pocos elementos dignos de “mal fario” y desconfianza: venta
iniciada por el nefasto equipo directivo anterior con Adolf Todó y Jaume Masana
al frente, operación netamente especulativa por parte del comprador, ya que se
trata de fondos buitre cuyo objetivo es la obtención de máxima rentabilidad en
el menor tiempo posible sin más contemplaciones “técnicas”, con la vigilancia,
tutela y patrocinio de los responsables del FROB al frente -¡ay¡-, una venta a
4 meses vista con una horquilla de precio exageradamente amplia y poco concreta y, finalmente aunque no menos importante, de
una entidad como Catalunya Banc con un contrastado y reiterado histórico de
fracasos en todo los procesos en la que es protagonista.
Esta
operación no fue un hecho aislado en la banca española, ya que con
posterioridad, otras entidades financieras cerraron operaciones similares de
desinversión inmobiliaria sin más contratiempos. Los propios Kennedy Wilson y
Värde Partners compraron al Banco Popular el 51% de Aliseda por 815 millones de
euros, mientras que Banco Santander se deshizo del 85% de Altamira en favor de
Apollo. A su vez, CaixaBank vendía Servihabitat por 310 millones a TPG,
mientras Bankia se embolsaba 90 millones procedentes de Cerberus por Bankia
Habitat.
Pero las
negociaciones a medida que se acercaba el plazo marcado para su finalización,
no cuajaban, hasta el punto que ambas partes establecieron una prórroga hasta
finales de enero de este año que, finalmente y una vez vencido el plazo, han
supuesto la retirada
del compromiso por ambas partes.
Las
versiones sobre dicha disolución son dispares y nada transparentes. Por un
lado, los representantes de Catalunya Banc se han convertido en unos auténticos
expertos, habituados como nadie, en justificar y argumentar sus fracasos de
venta. Y entre los motivos publicados, se encuentra el ya tan manido como
cansino, de que la oferta recibida no es suficiente considerando la abundancia
de ofertantes que suscitó, y sigue suscitando según ellos, la venta de su
filial y claro, es de imaginar que unos querían pagar 31 millones y poco y CX
consideraba que lo justo hubiesen sido los 65 y poco menos. Otros argumentan
que a finales de año, Kennedy y Väde Partners ya se hicieron
con la filial inmobiliaria del Banco Popular, lo que les supuso un fuerte
desembolso de 715 millones de euros (más otros 100 variables en función de la
evolución del negocio conjunto).
Algunas
fuentes apuntan, que uno de los impedimentos ha sido las pretensiones impuestas
por CX, en cuanto a la máxima conservación del número de puestos de trabajo de
la filial en la operación (unos 200 aproximadamente). Una pretensión que nos
parece poco creíble, rozando el cinismo, proviniendo de la misma entidad que
está en proceso de despido de más de 2.000 trabajadores en base a un ERE, que
además esta denunciado en la Audiencia Nacional y que implica el cierre de más
del 30% de sus oficinas en base a unos criterios bastante lejanos y remotos a
cualquier consideración de rentabilidad, y que está generando no pocos
conflictos internos por la arbitrariedad interpretativa de las condiciones
pactadas. Al menos, así lo reflejan las
circulares de sus sindicatos (…y para que ellos se quejen, considerando su
triste y vergonzoso papel en el proceso, ya es significativo, aunque previsible).
Hace unos
días, respondíamos a un comentario recibido en una entrada anterior del blog
que cualquier cuento cuyo protagonista fuese CX siempre tendría un “colorín
colorado” incierto y rocambolesco. Y con la noticia del fracaso de venta de la
filial inmobiliaria, parece que la predicción se hace de nuevo incontestable. No
hay que olvidar que el propio FROB y De Guindos habían dado por cerrado y
descontada la venta de la inmobiliaria de CX como un atractivo más de cara a la
venta de la entidad. Incluso a mediados de enero, declaraban que todo y las
dificultades en cerrar la venta, no habían contactado con otros compradores por
la expectativa y confianza que tenían en cerrarla en breve.
Desde aquí
nuestra más efusiva “felicitación” a todos los participantes de este
espectáculo tan dantesco y deplorable como anodino por su repetición, plagado
como siempre, de la costosa comparsa de asesores y consultores (N+1 y Deloitte
Abogados como asesores financiero y legal de CatalunyaCaixa). Veremos cómo les
sale la venta
de su gestora de fondos, aunque no dudamos que el cuaderno de venta, al menos,
quedara precioso.
Lástima que
no podamos hacer lo mismo con los empleados de estas filiales, que no es
difícil imaginar, estarán siendo obligados a vivir un nuevo vía crucis de
trágica espera en manos de unos responsables a los que les tienen muy bien
tomada la medida de sus hazañas y méritos, sabiendo perfectamente lo que pueden
esperar de ellos y, por las noticias que tenemos, desamparados totalmente de
sus representantes sindicales. Nuestro ánimo a todos ellos.